La economía mexicana ha experimentado durante 2013 una intensa desaceleración, si bien concentrada en la primera parte del año, ya que en la segunda mitad ha vuelto a mejorar su crecimiento. En su conjunto, el PIB apenas ha subido ligeramente por encima del 1%. Detrás de este menor avance se encuentra el escaso dinamismo mostrado por el sector industrial ligado a la demanda externa, pero también a una reducción del gasto e inversión pública. México tampoco ha estado aislado de la volatilidad provocada por el “tapering” en Estados Unidos, si bien ha resistido en mejor medida que otros países emergentes. Por su parte la inflación, pese al repunte registrado en el cuarto trimestre, se ha mantenido bajo control, en especial en su componente subyacente, lo que ha permitido un nuevo recorte de tipos por parte del Banco Central de México (Banxico) en la segunda parte del año para impulsar el crecimiento, aplicando así una política monetaria más expansiva. En 2013, Banxico ha rebajado los tipos en 100 puntos básicos. También en 2013 se han presentado una serie de reformas dentro del Pacto por México impulsado por el nuevo Gobierno. En general, las que han sido presentadas hasta finales de 2013 (laboral, de telecomunicaciones, financiera, fiscal y energética) han sido bien valoradas, aunque quedan por conocer en muchas de ellas los detalles de implementación. Una puesta en práctica apropiada supondría un aumento del potencial de crecimiento de la economía mexicana.
En este contexto, el tipo de cambio final del peso mexicano frente al euro se ha depreciado en el año un 4,9%, lo que sitúa el tipo medio en cifras muy similares a las del ejercicio 2012, con apenas una variación interanual del –0,3%. Esta trayectoria impacta negativamente en la comparativa del balance y la actividad del área, aunque en resultados el efecto es prácticamente neutro en el ejercicio. Como viene siendo habitual, todos los comentarios que se refieran a tasas de variación vendrán expresados a tipo de cambio constante, salvo que expresamente se diga otra cosa.
Por lo que se refiere al sistema bancario del país, se mantiene su fortaleza en 2013, con una buena calidad de activos, sólidos niveles de capitalización y adecuados indicadores de rentabilidad y eficiencia. Además, la mayor parte de la financiación de la industria procede de depósitos y en moneda local, lo que ha protegido al sector de las turbulencias ocurridas en los mercados financieros internacionales. En este sentido, el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero (CESF), en su comunicado publicado tras la reunión del pasado 30 de septiembre, destacó que, aunque México no ha escapado a la volatilidad de los mercados financieros internacionales de la segunda parte de 2013, la fortaleza de su sistema financiero y la prevalencia de políticas claras, transparentes y predecibles han contribuido a que los impactos hayan sido menores y los ajustes más ordenados que en otras economías emergentes.
Por último, el pasado 22 de noviembre de 2013, Banxico dio a conocer su informe sobre el sistema, en el cual destaca su fortaleza, elevada solvencia y rentabilidad, pero también un menor ritmo de avance. La desaceleración del crecimiento económico durante la primera parte de 2013 ha provocado una moderación de la tasa de incremento del crédito (+7,8% interanual, con datos a diciembre de 2013, frente a un +11,2% de la misma fecha del año anterior, según cifras de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores –CNBV–) y un repunte de la morosidad, muy concentrada en las empresas del sector de la construcción de vivienda y en algunos segmentos de crédito al consumo.