Entorno

Entorno macroeconómico

El crecimiento global ha mostrado resiliencia y ha sido, en general, mayor al esperado por los analistas, pese a la tendencia de moderación exhibida en los últimos trimestres.

La actividad económica se ha beneficiado de la sorpresivamente rápida reducción de los precios energéticos tras el fuerte aumento observado después del inicio de la guerra de Ucrania, así como del proceso de normalización de las cadenas de suministro globales y del dinamismo de los mercados laborales, que han contribuido a la relativa fortaleza del consumo privado y del sector de servicios. Asimismo, la flexibilización de las políticas contra el COVID-19 en China han contribuido a que el proceso de ralentización del crecimiento haya sido más gradual que lo esperado, pese a su impacto inicial negativo sobre la actividad.

Los menores precios energéticos y las mejoras en los cuellos de botella de los procesos productivos han contribuido a una reducción de la inflación general que, en términos anuales, alcanzó 5,0% en Estados Unidos y 6,9% en la Eurozona en marzo. Sin embargo, pese a la reciente ralentización de la inflación general, las medidas de inflación subyacente siguen sin mostrar mejoras significativas.

En este contexto de presiones inflacionarias todavía elevadas, los bancos centrales han continuado endureciendo las condiciones monetarias, lo que ha causado tensiones en el sector bancario y aumentado la volatilidad financiera, que se atenuaron más recientemente, tras las decisivas acciones tomadas por las autoridades en Europa y Estados Unidos y en línea con la percepción que los problemas en el sector bancario no son sistémicos.

A pesar de las recientes turbulencias en el sector bancario, que han contribuido a endurecer aún más las condiciones financieras, reduciendo en cierta medida la presión por medidas de endurecimiento monetario adicionales, los bancos centrales han seguido centrados en reducir la inflación. La Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo (BCE) han aumentado sus tipos de interés de referencia (los tipos de interés de las operaciones de refinanciación en el caso del BCE) hasta, respectivamente, el 5,00% y el 3,50% en marzo.

Aunque la incertidumbre es alta, lo más probable es que los tipos de interés oficiales sigan aumentando en el corto plazo, hasta alrededor del 5,25% en Estados Unidos y del 4,00% en la Eurozona, y que se mantengan en estos niveles al menos hasta finales de año. Asimismo, se prevé que en ambas regiones los bancos centrales sigan reduciendo sus balances y haciendo frente a tensiones en el sector bancario mediante medidas macroprudenciales.

BBVA Research prevé que el crecimiento mundial será del 2,8% en 2023 (0,5 puntos porcentuales por encima de la previsión anterior), tras haber alcanzado el 3,2% en 2022 y el 6,1% en 2021. Los datos recientes de actividad y el desvanecimiento de los choques de oferta favorecen una revisión al alza de las previsiones del PIB para 2023, hasta el 0,8% en Estados Unidos y el 0,6% en la Eurozona (respectivamente 0,3 y 0,7 décimas más de lo anteriormente previsto), mientras que en China lo más probable es que el crecimiento este año sea del 5,2%, 0,2 décimas por encima de la previsión anterior principalmente debido al impacto positivo de la flexibilización de las políticas contra el COVID-19. Asimismo, pese las revisiones al alza, se mantienen las perspectivas de ralentización del crecimiento global, en un contexto en el que se espera que la volatilidad financiera siga siendo relativamente elevada y los tipos de interés y la inflación se mantengan en niveles más altos de lo previsto durante un periodo más largo.

La incertidumbre sigue alta y una serie de factores podrían determinar la materialización de escenarios más negativos que el previsto por BBVA Research. En particular, la persistencia de la inflación y de los tipos de interés en niveles elevados podrían generar una recesión profunda y generalizada, así como nuevos episodios de volatilidad financiera.