Durante el tercer trimestre de 2012, ha continuado la pérdida de tono en la economía mundial. Esto ha sido consecuencia de la debilidad que sigue mostrando, fundamentalmente, la zona euro. Pero, además, se ha puesto de manifiesto que las economías emergentes de Asia y Latinoamérica no son inmunes a los efectos de la persistencia de las tensiones financieras en los mercados de deuda europeos y también han iniciado una senda de desaceleración moderada. Sin embargo, las autoridades han respondido con la adopción de nuevas medidas de política monetaria (y en el caso de la zona euro, medidas institucionales), que deberían contribuir a la recuperación de la confianza del mercado en la Eurozona.
Las acciones más destacadas hay que situarlas en Europa. Tras los compromisos alcanzados en la cumbre europea del pasado mes de junio, se han dado pasos importantes para reforzar la gobernanza de la Unión Económica y Monetaria. Entre las medidas adoptadas destacan el arranque del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y el avance en el proceso que ha de dar lugar a la aparición de un supervisor bancario europeo único. Pero la más decisiva ha sido el anuncio por parte del BCE de un nuevo programa de compra ilimitada de deuda soberana de aquellos países que lo soliciten y bajo estricta condicionalidad. Esta iniciativa ha permitido el anclaje de las expectativas sobre las primas de riesgo de los países periféricos, así como la reducción del riesgo de cola. En su conjunto, las medidas comentadas, añadidas a las ya adoptadas en junio, constituyen una ventana de oportunidad para la resolución de la crisis financiera en Europa, aunque los riesgos sobre su implementación efectiva seguirán pesando a lo largo de los próximos trimestres.
En Estados Unidos, los últimos datos confirman los temores a una intensificación de la desaceleración. A pesar de que algunos sectores han mejorado su crecimiento (por ejemplo, el residencial), no han compensado la debilidad del conjunto de la demanda doméstica, sometida a incertidumbres sobre el alcance de la crisis de deuda en Europa y la entrada automática de recortes fiscales, de forma que el PIB en el segundo trimestre apenas ha crecido un 0,3% sobre el trimestre anterior y la tasa de desempleo ha continuado ligeramente por encima del 8%. Como consecuencia, la Reserva Federal se ha comprometido con el mantenimiento de bajos tipos de interés, al menos hasta 2015, y ha adoptado un nuevo programa de expansión cuantitativa que durará lo necesario para que mejoren las perspectivas del mercado laboral.
El crecimiento en América del Sur sigue siendo dinámico, si bien ha podido sentirse la desaceleración global, en especial en aquellas economías más orientadas a la exportación. Aun así, se apoyan en una demanda interna elevada, en parte por los altos precios de las materias primas.
En México, la actividad continúa robusta, con un crecimiento trimestral del PIB en el segundo trimestre del 0,9% que se apoya en una demanda doméstica privada sólida. Según BBVA Research, la economía mexicana podría cerrar 2012 con un crecimiento promedio del entorno del 3,7% gracias a la estabilidad doméstica y a la competitividad externa.
Los datos de coyuntura parecen indicar que la desaceleración que China ha venido mostrando a lo largo del año continúa ganando intensidad, en especial por la menor demanda exterior. Las autoridades han anunciado un plan de estímulo fiscal basado en infraestructuras y en construcción de viviendas que, sin ser tan ambicioso como el implementado en 2008/2009, sí que permite garantizar que el crecimiento seguirá siendo muy notable y consistente con los objetivos de las autoridades.
Por último, Turquía continúa inmersa en un proceso de corrección de sus desequilibrios. En consecuencia, las autoridades han puesto en marcha reformas que tratan de atajar los desequilibrios acumulados, sobre todo los relacionados con la alta dependencia energética y la elevada inflación. Aunque la actividad se ha moderado, lo ha hecho en parte inducida por la política económica, en especial la monetaria. En conclusión, se espera que la economía turca pueda acelerar ligeramente su ritmo de crecimiento en lo que queda de 2012 y en 2013.
En cuanto a la evolución de los tipos de cambio, hay que destacar la apreciación generalizada, tanto interanual como intertrimestral, del tipo medio de la mayoría de las divisas relevantes para el Banco. En cambios finales, también sobresale una apreciación generalizada que, sin embargo, en el trimestre se limita a los pesos mexicano y chileno. Con esta evolución comentada, el impacto de las divisas en el balance, la actividad y los resultados del Grupo es positivo tanto en el trimestre como en el año.